La mayoría de las personas están muy ocupadas en mirar hacia afuera buscando todo lo que necesitan.
Dentro de las necesidades básicas están las de seguridad, amor, cuidado, protección, sostén etc. y en ellas casi siempre pensamos en los demás, ya sea que tenemos que brindarle todo eso a alguien o que necesitamos esas cosas de alguien. Y nos olvidamos de aquel ser con el que convivimos día a día, año tras año y que no nos abandona nunca, aunque a veces no le faltan ganas de hacerlo: nosotros mismos.
Si logramos vencer el temor a conocernos en lo más íntimo de nuestro ser, con todo lo bueno y lo malo que tenemos, con nuestros aciertos y errores, con nuestra frivolidad y nuestra profundidad y nos hacemos los mejores amigos de nosotros mismos, vamos a conocer no solo otros aspectos desconocidos que teníamos, sino que vamos a poder interpretar mejor en los otros nuestras propias carencias y nuestras inmensas riquezas.
Para algunos quizás mi propuesta para el día del amigo, de tener una reunión para conectarnos con nuestro interior y en un pequeño grupo de amigos, sea un tanto extraña, pero, qué bueno sería empezar a celebrar nuestra propia existencia, con nosotros mismos como amigos y ¡qué bueno compartir esto con amigos íntimos ! solo hay que experimentarlo para saber lo que se siente.
Yo hace tiempo decidí no lidiar más con ese ser tan complejo con el que llevo en esta tierra ya 56 años, y reconciliarme con él, valorarlo más, amarlo, aceptarlo y ayudarlo a ser feliz haciendo las cosas que ama. Hace tiempo que decidí ser mi mejor amiga.
